Disney, el imperio del plagio

Pasaron más de 20 años de una de las películas más clásicas de la corporación, y si bien sus creadores aceptaron cierto homenaje a Hamlet de Shakespeare, hay una fuente más parecida, o mejor dicho, robada: El animé japonés “Kimba”.

Desde hace más de dos décadas una sombra ha planeado sobre «El Rey León», cinta de Disney ganadora de dos Oscar, la más taquillera en su género hasta la irrupción de «Frozen» y una de las más aclamadas por la crítica dentro de la vasta producción de la compañía del ratón Mickey.

Esa sombra se llama «Kimba, el león blanco», una serie japonesa, emitida en EE.UU. en los años 60, a su vez, basada en el manga «Jungle Emperor Leo», creado por el animador nipón Osamu Tezuka, que guarda fuertes paralelismos con la película del 94.

El primero, y más obvio, el nombre de los protagonistas: de Kimba a Simba, dos jóvenes leones que herederán el imperio de la sabana.

Pero hay muchas más similitudes que alimentaron (y no es de extrañar) la leyenda. Desde el padre muerto que protagoniza apariciones sobrenaturales, o al tío malvado con problemas de vista. Sin olvidar la cuadrilla de secundarios: en ambos casos hay una joven leona, un grupo de ruidosas hienas, un pájaro y un sabio mono.

Quienes aseguraban que el plagio era más que obvio aducían que algunas escenas eran calcos casi idénticos

Transcurridos más de 20 años, sin embargo, uno de los participantes en el proceso de creación de «El Rey León», el animador Tom Sito, rechaza cualquier atisbo de plagio. Como hicieron en su día el estudio y los directores (las acusaciones no tardaron en surgir), pero razonando sus argumentos en lugar de ofrecer una mera negativa. «Puedo decir que ‘Kimba’ no nos inspiró en absoluto. Honestamente, pienso que fue una gran coincidencia», declaró al Huffington Post en su edición estadounidense.

«Hamlet» y «Bambi»

Los directores Roger Allers y Rob Minkoff, junto a su equipo, siempre admitieron la enorme influencia de «Hamlet» (la muerte sospechosa del padre, el tío malvado, el peso de heredar el imperio) en la primera producción de Disney no basada en material previo. Sito añade «Bambi» como una poderosa referencia: «Intentábamos conseguir la misma naturalidad en la actuación. Los animales no van por ahí caminando con dos piernas ni llevan guantes».

¿Y «Kimba»? De nuevo, una negativa, aunque matizada: «Los artistas que trabajaron en la película, si crecieron en los 60, probablemente vieron ‘Kimba’. Yo vi ‘Kimba’ cuando era un niño y pienso que en los recovecos de nuestra memoria lo sabíamos, pero no creo que nadie conscientmente pensara: ‘Vamos a plagiar ‘Kimba”».

Sí admite Sito que hubo quien recayó en los poderosos parecidos ya con la producción muy avanzada. «Uno de los animadores encontró un cómic de ‘Kimba’ y recuerdo que nos lo enseñó y pensé: ‘Vaya, se parece mucho al nuestro, sí’. Pero creo que nunca fue más que una llamativa coincidencia».

¿Dudas despejadas?

Desde el primer momento, Disney apostó por una negativa tajante, probablemente excesiva. El codirector Rob Minkoff declaró a «Los Angeles Times»: «No estoy familiarizado [con la serie]». La compañía llegó a asegurar que nadie en el equipo del filme tenía conocimiento de la existencia de «Kimba».

La postura de Sito es mucho más razonable. Admite que sí conocían al león albino japonés pero explica que su nombre nunca estuvo sobre la mesa durante la creación de «El Rey León». «Creo que cuando haces las cosas que hacen los leones, y el tipo de elementos con los que interactuarían, árboles y rocas y otros animales, algunos parecidos son inevitables». 

Palabras sensatas que coincidieron con lo que declaró hace 21 años Takayuki Matsutani, entonces presidente de Tezuka Productions: «No puedes evitar tener estas similitudes». Palabras que quizás no satisfagan las expectativas de los amantes de las conspiraciones.

ABC.es