Como en la edición anterior, dónde hicimos un breve repaso por la vida y obra de uno de los más grandes maestros de las artes visuales de la historia del arte argentino, en esta nueva oportunidad vamos a ir conociendo poco a poco a las personas que dieron y dan forma a nuestra vastísima y rica cultura.
Hoy tengo el agrado y el placer de presentarles a otro gran exponente destacado del arte argentino. Un artista impecable, con una trayectoria intachable, reconocido a nivel mundial, destacado por sus colegas y respetado en el ambiente: Quiero presentarles a Luis Fernando Benedit, quien, lamentablemente y generando un vacío profundo dentro del ámbito artístico, se fue de este mundo terrenal el pasado 12 de abril. Seguramente, emprendió viaje a algún maravilloso y colorido lugar, donde su espíritu creativo jamás cesará de florecer.
Nació en Buenos Aires en el año 1937. Su obra se desarrollo entre las artes plásticas y la arquitectura, generando una prolífica producción entre ambas actividades.
Su trayectoria se inicia en la década del ´60. En 1963 viaja a España donde se especializa en arquitectura. Surge, en forma simbólica, la temática del campo, generándose una visión narrativa de la imagen. En 1967, fue becado por el gobierno italiano y estudia paisajística en Roma, donde tiene contacto con los grandes maestros europeos de la historia del arte.
El proceso de creación y crecimiento de la obra de Benedit comienza luego de la posguerra, el cual consiste en transformar la ética y la estética en el desarrollo estilístico y compositivo. Se nota una notable influencia del grupo “Cobra”, el cual tomaba líneas poéticas diversas y elementos del arte popular, muy sobresaliente en sus obras.
Hacia la década del ´70 realiza experiencias de arte-ciencia y produce distintos hábitats artificiales para animales y vegetales, en el MALBA se pueden apreciar obras de este importante período, el cual reflejaba las tendencias artísticas de la época.
Fue el primer artista latinoamericano que exhibió en el espacio Proyects del MOMA, Museum of Modern Art, Nueva York, en 1972.
En la década del ´70, sus obras se inscriben dentro de las manifestaciones del arte conceptual ligado al ecologismo, marcando a partir de este momento su compromiso con este tipo de expresión artística. Bajo esta misma corriente estética, se encuentra la obra producida por Nicolás García Uriburu, uno de los artistas argentinos más influyentes y destacando en el plano internacional. Hacia 1978 comienza a desarrollar la temática del campo, la cual persiste en su obra posterior.
Uno de sus mayores logros dentro de la labor como arquitecto fue en el año 1979 cuando ganó, junto a Jacques Bedel y Clorindo Testa, el concurso del Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires para remodelar el edificio histórico que sirvió en el pasado, de convento, cárcel y asilo. Ha realizado recorridos temáticos antropológicos centrando su atención en la historia de la Patagonia y reinterpretaciones de la obra de Juan del Prete, Max Beckman y Florencio Molina Campos, entre otros destacados artistas.
Durante mucho tiempo se encargó de investigar a los pintores viajeros, produciendo acuarelas, dibujos y objetos con temas criollos y referidos a hechos relativos a la argentinidad. Ha realizado exhibiciones individuales y colectivas en América, Europa y Asia.
Durante la última etapa de su vida sus obras estaban trabajadas con huesos de vaca y caballo, para la realización de piezas que armaba a través de fragmentos pulidos, generando objetos, formas, y diseños muy particulares. A lo largo de su carrera, la búsqueda más destacada de su producción giró en torno a la distinción de una identidad nacional, repasando e investigando la memoria cultural y regional.
Desde aquí, y hasta donde sea que tu obra siga creciendo, te digo, te decimos gracias, por haberos dejado un legado maravilloso.