La Artista de Gulubú

24431-maria_elena_walshDicen que no hay mejor premio para un compositor, del que una de sus obras pase a convertirse en una de esas canciones anónimas que todos cantamos y conocemos, pero sin saber ni quien ni cuando la creo. Si tomamos esto como cierto, encontraríamos que María Elena Walsh ha sido una artista muy bien recompensada. Porque muchos podemos saber quien fue ella o aunque más no sea, haberla sentido nombrar. Pero es absolutamente imposible para alguien que habiendo sido niño en La Argentina –y que yo sepa, todos lo hemos sido- no conozca que en el Reino del Revés nadie baila con los pies, o bien que Manuelita se marchó a París.

Si estás leyendo este artículo, significa también que has sido contemporáneo de la señora Walsh, lo cual facilita que sepamos quien fue esta mujer. De hecho a todos se nos hizo más triste el pasado 10 de enero cuando nos enteramos que con sus ochenta años, ella se marchó de este mundo. Pero mientras los niños que ya peinamos canas la recordamos con cariño, en estos mismos momentos, en todos los jardines de infantes de nuestro país (y del mundo) hay infinidad de chicos que apenas acaban de conocerla. Pero no como a María Elena, sino como a una canción. Canción inmortal que probablemente jamás sepan quien la escribió, pero que los acompañará por el resto de sus vidas. Entonces ¡vaya recompensa para María Elena!

Se cuenta que la niñez de María Elena fue musicalizada por canciones populares inglesas para niños, como Humpty Dumpty, las cuales interpretaba su padre Enrique (de origen irlandés) en el piano. Quizás desde aquellos días de la década del 30 en Ramos Mejía, ella ya soñaba con crear un propio cancionero popular para niños, pero argentino. Sin embargo en su adolescencia, sus primeros pasos fueron por el lado de las letras. Es que la faceta musical fue apenas una de las tantas que supo desarrollar. Fue poetiza, dramaturga, novelista y además de todo eso, cantautora. Si nos remitimos al plano estrictamente musical, podríamos convenir que Walsh no fue una Charlie Parker. Pero justamente es lo pronunciado en sus temas lo que le vale su inmortalidad. Frases sencillas, deliciosamente dichas y poseedoras de una sabiduría capaz de llegar a grandes y a chicos. Ante semejante brillo, la melodía de sus temas pasan a un plano secundario. Pero atención, porque el hecho de que sus letras sean verdaderas joyas que hoy pueblan el cancionero popular del habla hispana, no le quita méritos al basamento melódico-armónico de su obra. Por ejemplo es difícil imaginar una melodía que acompañe mejor a las brujerías de Gulubú.

Maria-elena-walsh2Con tan sólo 17 años publicó un poemario titulado Otoño imperdonable, el cual captó la atención de verdaderas bestias de las letras hispanoamericanas, como Silvina Ocampo, Pablo Neruda o Jorge Luis Borges. Su segundo libro de poemas, titulado Baladas con ángel, utiliza claro está, el recurso de la balada, acercándola cada vez más al mundo de la canción. Justamente por esa época conforma un dúo con la artista tucumana Leda Valladares, que las llevó en 1952 a recorrer París cantando vidalas, carnavalitos y bagualas. Juntas graban su primer disco Chants d’Argentine (Cantos de Argentina, 1954) y luego Sous le ciel de l’Argentine (Bajo los cielos de la Argentina, 1955). Ambas obras estaban conformadas por canciones de la tradición oral del folclore andino argentino, además de incluir temas de Atahualpa Yupanqui, de Jaime Dávalos, o del hermano de Leda, Rolando Valladares. Para 1956 regresan a La Argentina, en donde graban otros 3 discos con contenidos similares, los cuales fueron muy bien aceptados por los círculos artísticos nacionales.

Con el dúo bien cimentado en el ámbito cultural argentino, Walsh comienza a interesarse en otros aspectos relacionado a la justicia social, el feminismo y los niños. A finales de los cincuenta graban un EP de villancicos navideños y tal vez sea este el primer paso de María Elena en el mundo de la canción infantil. Es por esa época que también acepta escribir el guión para un programa infantil de la naciente televisión argentina, llamado Buenos días Pinky. Si bien la emisión duró apenas tres meses, recibió excelentes críticas. Estos antecedentes impulsaron a que Walsh siga escribiendo sobre temáticas infantiles y todo terminó derivando en un nuevo trabajo musical de su dúo con Valladares publicado en 1960 y titulado Tutú Marambá. En el mismo se incluían las primeras cuatro canciones infantiles de la autora:  La vaca estudiosa, Canción del pescador, El Reino del Revés y Canción de Titina. La leyenda acababa de comenzar.

Con Tutú Marambá nace la idea de hacer un espectáculo musical para niños que terminaría llamándose Canciones para mirar. Con un presupuesto ínfimo, en 1962 el show vio la luz en una de las salas del Teatro San Martín. María Elena compuso doce canciones que cantaba junto a Leda vestidas de juglares, mientras los actores Alberto Fernández de Rosa y Laura Saniez las representaban mímicamente.

El espectáculo tuvo tal éxito que Walsh debió componer nuevas obras para otro show del mismo estilo. Con un presupuesto más elevado, Doña Disparate y Bambuco contó con las actuaciones de prestigiosas figuras del teatro como Lydia Lamaison, Osvaldo Pacheco, Teresa Blasco y Pepe Soriano. En esta obra se encuentra su personaje más famoso: la Tortuga Manuelita. Doña Disparate y Bambuco marcaría el final de su dúo con Leda Valladares. Después de este espectáculo grabaron un último EP de canciones navideñas y seguirían caminos distintos. Mientras Leda continuaría sus caminos incursionando e inspeccionando las raíces del folclore andino, Walsh continuaría con la obra infantil.

En los siguientes años escribió cuatro libros para niños. El reino del revés y Zoo loco ambos en 1964; Dailan Kifki y Cuentopos de Gulubú dos años después; y finalmente Aire libre en 1967. Pero el camino de Walsh no sólo abarcaría la temática infantil. Acorde a los acontecimientos sociales y culturales de aquella década, la autora se volcó también al público adulto. En 1968 estrenó un espectáculo con canciones para gente grande llamado Juguemos en el mundo, en donde sus letras abordaban temas como la injusticia social latinoamericana, la emigración y hasta el peronismo. Si Walsh le había regalado a los niños todo un cancionero para crecer, ahora le entregaba a los jóvenes adultos una temática para pensar. Juguemos en el Mundo tuvo su propio filme y una segunda parte publicada en 1969.

imagesCAGYMA3EEl compromiso social y el ferviente pacifismo al que se adhería le trajo obvias complicaciones en la década siguiente. Durante el Mundial de 1978, María Elena Walsh decidió no cantar ni componer más. Su silencio era una forma de oponerse al duro régimen reinante en La Argentina. Durante el transcurso de la dictadura Walsh publicó artículos mostrando su descontento y preocupación sobre los acontecimientos que se sucedían en el país. Su visión siempre punzante fue una manera de despabilar a una población que en gran magnitud, no lograba entender que era lo que estaba pasando. Tal vez ese fue el motivo por el cual muchas de sus canciones se convirtieron en himnos de la vuelta definitiva de la democracia al país.

Pero los daños emocionales que había sufrido durante aquella época hicieron que deje de publicar material. Sus últimas décadas las vivió publicando artículos sobre la defensa del idioma español y recopilaciones sobre su viejo material. En 1999 su canción más famosa llegó al cine de la mano de García Ferré. El éxito del film terminó siendo un buen homenaje en vida para Walsh.

Sin dudas su ausencia en el mundo deja un vacío importante. No hubo en el país otra artista con las características de Walsh, conjugando su compromiso social con la dulzura de sus poemas de amor, su lucha por los derechos de la mujer, con la ternura de sus canciones para los más chicos. Pero afortunadamente nos queda su obra. Una obra que siempre estará dispuesta a aconsejarnos, a dibujarnos una sonrisa,  a hacernos pensar. Aunque ella no este, o aunque no sepamos quien hizo aquellas viejas canciones que sin embargo, todos conocemos.

Por Leonardo Lambardi

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Hoy vuelve MOEV – 3ª temporada. Y la abrimos con esta nota de nuestro colunista en música, Leo Lambardi, sobre esa genia que nos dijo “Hasta luego!” hace 2 meses.

Y este año MOEV viene con nuevos artistas banfileños por conocer: musica, libros, también conoceremos teatros, centros culturales de nuestro municipio, el curioso viaje de 3 banfileños por toda américa a bordo de un Volkswagen 1500 y también tendremos la participacipación de periodistas invitados. Y por si todo esto fuera poco, abrimos una nueva sección, “Galería”, dónde podés encontrar los libros y películas realizados por artistas de corazón verde y blanco. Gracias por leernos!.