“Era Domingo, corría el año 2006 y hacía ya un rato que Banfield le había ganado de visitante el clásico a Lanús”. Para que no nos queden dudas, con ésta frase comienza “Espejos de dolor” de José Romano, novelista banfileño.
José tiene 59 años y es capacitador de ventas y productos del Grupo Banco Provincia. Está casado, tiene dos hijos, dos nietos y dos en camino. “Espejos de dolor” es su ópera prima como escritor. Es un libro duro que trata de la historia de una familia que une las tragedias de la Guerra Civil Española con la dictadura de 1976 en Argentina.
“Autobiográfico no, autorreferencial si” dice José a cerca de su libro mientras saborea una lágrima en el momento de realizar esta entrevista. “El libro cuenta una historia muy dura y pretende unir en el tiempo las nefastas consecuencias del golpe de estado de Franco y del nuestro del 76. Procura testimoniar el valor de la memoria y la posibilidad del ser humano de resignificar el dolor”, comenta el autor.
Y esto es lo novedoso de la novela. El protagonista, Antonio, es escritor y sobreviviente a la dictadura de 1976. Su hermano Jorge que aun sigue exiliado en Morata, España. Ambos son nietos de un rebelde republicano que combatió la dictadura franquista. A esta historia se le suma la aparición de una misteriosa joven también escritora, Jacinta, admiradora de la obra de Antonio y franca conocedora de toda la historia de su familia. Ideales, luchas, derrotas y hasta rencores y temores son los puntos de conexión de los personajes de “Espejos del dolor”, una obra que instiga la memoria y la reflexión, y también enorgullece al pueblo banfileño por estar escrito (y constantemente aclarado en el libro) por un compañero de pasión.
“Mi acercamiento a la literatura comienza desde muy pequeño, primero como oyente de los cuentos que mis padres o mi tía abuela me leían. Pertenezco a una generación que crecimos sin televisión, sumado a la lectura, yo escuchaba en la radio programas como Poncho Negro, las aventuras de Tarzán o los que escuchaban mis padres y que yo oía de soslayo: los Pérez García, los Frunfrunos o Todo el año es navidad. Todo esto ofició de un fuerte estímulo a la imaginación (condición casi imprescindible para intentar escribir). Comento a menudo que mi deseo por escribir comenzó al mismo tiempo que sucedían esas cosas que te cuento, en la casa de Banfield en la que vivíamos había en el fondo un cañaveral que, con mis ojos infantiles veía yo mucho más grande de lo que era. Recuerdo los juegos con niños vecinos de la cuadra y también que a menudo me inventaba fantásticas aventuras que ocurrían en ese ámbito”.
Es aquí donde se ve la autorreferencia en la obra de José. Antonio, el protagonista de la novela, también vivió en una casa con cañaveral de Banfield y tiempo después, se mudó a Tandil. La diferencia es que a Antonio le cuesta el regreso al barrio, a las raices, y es aquí donde Jacinta cumple un rol fundamental.
Siempre me interesan las influencias de los artistas a los que entrevisto ¿Vos qué me decís al respecto?
Mis gustos tanto en música como en cine son bastante eclécticos, pero, para ponerlos más en contexto puedo, en música darte una lista (va a ser larga): Facundo Cabral, Joan Manuel Serrat, Mercedes Sosa, Manu Chao, Andrés Calamaro, Eladia Blázquez, Ana Belén, Roxana Carabajal, Joaquín Sabina, Maria Bethania, Silvio Rodríguez, Las Pastillas del Abuelo, Héroes del Silencio, La Renga, Raly Barrionuevo e Ismael Serrano. En cine, voy a acotar la lista y te puedo mencionar películas para mi imprescindibles como: La vida es bella, Underground, Las cosas del querer y La sociedad de los poetas muertos. También me gusta muchísimo la ciencia ficción y no puedo dejar de mencionar a El Señor de los anillos, Matrix o Blade Runner
¿Cómo nace “Espejos del dolor”?
Luego de una infancia ideal en Banfield vino el traslado a Tandil, la vida fue yendo por otros rumbos y la escritura quedó metida entre los pliegues de mi ser interior, más allá de hacer buenas composiciones en la escuela, algún que otro poema juvenil, el invento de un personaje con el que construía cuentos que les contaba a mis hijos por las noches (como yo viajaba bastante no siempre podía, pero mi señora invariablemente les leía cuentos antes de dormirse) y la circunstancia de que en los empleos siempre me destaqué por la elaboración de informes.
La posibilidad manifiesta de escribir apareció hace 9 años más o menos y surgió de las sesiones de análisis, allí aparecieron los primeros cuentos. Estimulado por ellos y teniendo desde hacía un tiempo la idea argumental de “Espejos” acometí la tarea de escribirla, tarea que me demandó dos años pero que valieron la pena. La idea de la novela nace en lo que mi madre y mi tía abuela, ambas españolas, me contaban acerca de las penurias padecidas durante la guerra civil por toda mi familia, de las huellas que les había dejado y de la consecuencias del desarraigo. Se me ocurrió entonces vincular eso con lo ocurrido en nuestro país con el golpe cívico-militar del ´76 y partiendo de la circunstancia de que bastantes de los jóvenes que se comprometieron con los ideales de los ´70 tenían una raíz familiar similar, hijos de exiliados republicanos, armo una dura historia que une todo esto. Para escribirla partí de relatos oídos a mis mayores en cuanto a la guerra civil española, de cosas relevadas por mí mismo como habitante de nuestro país en esos feos tiempos y, por supuesto, de mucha investigación. La posibilidad de publicarla se inscribe en la lógica de cualquier escritor novel y transité con infructuosos resultados el intento de modificar los criterios que impone la dictadura editorial hasta que me cansé y, con unos pequeños ahorros que tenía, llevé a cabo en diciembre de 2009 una autoedición de 100 ejemplares que ya se agotó. Estoy en proceso de realizar la segunda edición.
La presencia de Banfield en la obra es constante ¿Que significa en tu vida?
Naci en Punta Alta pero llegué a Banfield de bebé, viví en la calle Araoz, de tierra, arbolada y con zanjones, tengo muchos de mis mejores recuerdos infantiles, la casa en la que viví aún está. Banfield tiene para mi muchos significados y significantes, para sintetizartelo te digo que vengo de una familia nómada y que, de algún modo, Banfield significa, en mi caso, el inicio del camino del desarraigo y que allí quedo pegada mi idea original de sentido de pertenencia, más allá de haber luego adoptado a Tandil como lugar propio. En realidad lo que mi memoria emotiva guarda de Banfield es la del lugar en que por edad ya que me fui a los diez años, y circunstancias, se configuraba como el mundo ideal. Luego por razones obvias el nombre se asoció a siginificantes totalmente opuestos como los del horror.
Hablando de Banfield y de horror, y asociado al tratamiento de la dictadura en el libro me acuerdo del Pozo.
La palabra horror y la mención al maldito Pozo no pasa porque individualmente yo haya tenido alguna vinculación con él o porque me haya ocurrido algo personal durante la dictadura. Cuando digo horror lo digo como sujeto colectivo y ya sea lo del pozo, como los otros lugares similares o toda la represión que sufrimos, marcó nuestra sociedad tan hondamente que todavía hay heridas sin cicatrizar. Hablo como integrante de esa porción de ese colectivo que no pudo ni puede permanecer indiferente y si bien no me afectó directamente a mí ni a mi familia no fue una época que no me haya afectado a partir de lo que afectó a nuestra sociedad.
Tu libro es una obra que visita las tribulaciones del pasado de los protagonistas, pero también propone constantemente el tema de la memoria.
Creo que es imprescindible llevar a cabo el ejercicio de la memoria de modo tal que el “Nunca Más” sea una realidad concreta y que, a partir de ese ejercicio podamos construir una sociedad mejor donde palabras como inclusión, justicia, educación, solidaridad, bienestar colectivo, igualdad de oportunidades, prevención, y tantas otras de ese calibre tengan plena vigencia. Una de las absolutamente necesarias maneras de hacer ese ejercicio de memoria pasa por realizarlo en las escuelas contando a esos educandos, los que serán las generaciones que a futuro conformen la población activa de nuestro país, lo que nos ocurrió como sociedad, eso sí, de ningún modo deben tener cabida, en ese ejercicio, palabras tales como venganza o rencor.
Y en éste orden ¿Cómo vivís el 24 de marzo?
Trato de vivirlo como lo que es, un día dedicado a la meditación y al recuerdo, a la memoria. Fui a la plaza. Me puse mal cuando ni bien suspendían el River- Boca, escuchaba a ciertos relatores dar por sentado que el partido se jugaría el 24. Con respecto a lo que significa esa fecha para mi te cuento que, un joven judío, que habiendo leído la novela me hacía una favorable devolución con respecto a lo que la memoria significaba y me hablaba del Pesaj y lo que en esa festividad se conmemora. Para revalidar lo que él entendía que había yo pretendido hacer con mi novela me ponía esto: “le higadta le binjá…”, luego me lo traducía: “…y le contarás a tus hijos…”. Me conmovió y me hizo pensar en el sentido que en futuras generaciones deberían tener los 24 de marzo.
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“Espejos de Dolor” será presentada en la primer Feria del Libro de Morata, España, con la presencia de José Romano como disertante. “Espejos…” es una novela que no tiene desperdicio para quienes gustan de la buena lectura y de la reflexión histórica y social, o para quienes quieren tener a Banfield muy presente en su biblioteca.