Nostalgia en zona de rock
Como buen rioplatense, la nostalgia nunca me fue ajena. En particular, desde chico vengo sufriendo la nostalgia anticipada, de aquello no vivido, de la mano del tango. La causa de esa nostalgia puede estar en cierta transferencia nacida de las historias de mi viejo y en la propia fuerza emotiva del dos por cuatro. No sé.
El rock, en cambio, siempre fue lo opuesto a la nostalgia. El rock fue la música de mi propia vivencia. Los Redondos hacían música para mí, los Clash se habían inspirado en mis protestas habituales y Bowie sabía perfectamente que mi cuarto estaba pintado de azul eléctrico. Aquello que yo cantaba, gritaba y bailaba como loco era el reflejo de mis días; estaba bien claro, era el acompañamiento de la experiencia misma.
Es cierto que –ya avanzado treintañero– con el tiempo se me comenzaron a entrecruzar, tenuemente, las línea del tango y del rock: la nostalgia se empezó a mostrar más real y la vivencia se volvió un poco más dramática. Pero, de todas maneras, la estantería se mantenía firme. Hasta hace unos días.Leer más »Nostalgia en zona de rock