La noticia del segundo arribo a la Argentina del mítico bajista beatle Paul McCartney, se ha convertido en uno de esos sucesos que en estos días son materia ineludible de cualquier charla. No es para menos, dado que Paul es probablemente la figura viva más influyente de la historia de la música pop y rock. Para tal afirmación, consideremos que el rock´n´roll, aquel genero “teenager” surgido durante las mieles económicas de la post-guerra yanqui, se encontraba a principios de la década del 60’ en una suerte de estado de coma terminal. Con Elvis cumpliendo el servicio militar, y figuras como Chuck Berry, Carl Perkins, Buddy Holly, Jerry Lee Lewis o Little Richard envueltos en problemas de distintas índoles que los alejaban de los escenarios y los estudios, quedaba poca gente para generar esta música. El cambio de década aparecía plagado de bandas de Rhythm & Blues renovadas, con un estilo más cercano a lo que serían el soul, el pop y el funk.
Sin embargo, el rock´n´roll calaba hondo en los oídos jóvenes del otro lado del Atlántico. La post-guerra europea era mucho más dura y conseguir discos era una suerte de privilegio. Tal vez por tal motivo, en los tempranos sesenta los teenagers ingleses recién estaban descubriendo lo que los yanquis ya habían vivido varios años antes. En ese marco surgen figuras como Eric Clapton, The Who, Jeff Beck, The Rolling Stones o Jimmy Page entre otros. Pero sin dudas el abanderado de todo ese movimiento fue el cuarteto de Liverpool. Con su arribo a los Estados Unidos en 1964, comenzó lo que los americanos llamaron “La invasión británica” y trataron de responder con sus propias agrupaciones de un rock´n´roll regenerado. Ya no buscaban imitar a sus viejos compatriotas de los 50’, sino que usaban como espejo a los Beatles. Así se puede afirmar que si bien el rock surge durante los años cincuenta en Estados Unidos, es refinado y reexpuesto por las agrupaciones inglesas de los sesenta, con los Beatles como punto de referencia ineludible. Desde esos días hasta la actualidad, todo lo que sea rock posee aquella misma raíz, y afortunadamente el bajista de ese cuarteto visita nuestro país en unos días.
Pero Paul fue más que el bajista de los Beatles. El era la voz mejor calificada técnicamente del conjunto y por sobre todas las cosas, era uno de los mejores compositores. Si John sostuvo a los Beatles componiendo las tres cuartas partes de los temas durante los años de la primer beatlemanía, Paul fue el principal impulsor del cambio de estilo producido durante la era psicodélica. El Sargent Pepper´s Lonely Hearts Club Band fue idea suya, además de componer la mayoría de los temas del primer disco conceptual de la historia. Los medleys de Abbey Road, la idea de tocar en la azotea de Apple, o hasta el mito de su muerte en un accidente con su moto. Para simplificar: McCartney fue el Lennon de la segunda parte de la historia beatle. Una vez disuelto el conjunto, armó Wings junto a su esposa Linda, banda con la que siguió componiendo e interpretando en un nivel por demás elevado. Ya sin Wings, compuso temas junto a figuras de la música popular como Stevie Wonder o Michael Jackson. Es verdad que su etapa solista siempre yació bajo la sombra de los Beatles, pero eso no quita que hasta sus trabajos más actuales contengan un excelente nivel.
No va a ser la primera vez de Paul por estos lados, ya que visitó al país dando tres magníficos conciertos en River Plate, durante diciembre de 1993. Aunque más viejo (tiene 68), con su voz un poco machacada y sin su amada Linda, se esperan recitales de la misma excelencia. El tiempo lo ha hecho reconciliar con su pasado y en esta gira hasta se da el lujo de tocar los temas de sus viejos amigos John y George. Sin dudas esta segunda visita de Macca a la Argentina será tan inolvidable como la primera. O la tercera…
Cuenta la leyenda, que en 1964 y en plena explosión beatlemaníaca, llegó el rumor de que los Fab Four visitarían estos lados del mundo. El rumor no tardo en convertirse realidad, cuando el dueño del canal nueve, Alejandro Romay, anunció con bombos y platillos que los traería a Buenos Aires. Los días fueron pasando y la efervescencia crecía, aunque misteriosamente se los empezaba a nombrar como “American Beetles”. Había que tener en cuenta que en esa época los muchachos de Liverpool eran una novedad y no muchos los conocían, por lo cual el supuesto furcio pasaba desapercibido. Durante un día, un camión de exteriores los esperó en el aeropuerto, mientras la programación del canal pasaba a los Iracundos tocando en vivo, pero estos “Beetles” no llegaron. Finalmente lo hicieron al otro día y llegó el momento ansiado.
El presentador los anunció como “American Beetles” y allí aparecieron cuatro perfectos desconocidos de Florida, vestidos y peinados como los Beatles originales, tocando temas con el sonido del Mersey, pero de autoría propia. La situación no terminó en revuelta porque se ve que los jóvenes allí presentes no se sintieron tan estafados como en verdad lo fueron. Seamos considerados: estos muchachos eran un grupo Americano que aprovechando el furor de los Beatles, salieron a imitarlos como lo hacían cientos de grupos en el mundo. Se pusieron un nombre parecido e iniciaron una gira latinoamericana. Cabe destacar que no sonaban mal y podían pasar como cualquier otra banda inglesa de la época. Pero de ahí a que sean anunciados como los Beatles reales, hay una enorme diferencia. No era la culpa de estos “American Beetles”, sino de los que lo trajeron o más precisamente, de cómo los anunciaron.
Afortunadamente y al no ser que un Romay de turno haya metido la cola (esperemos que no), en noviembre viene el Paul de verdad y vamos a poder disfrutarlo una (y tal vez última) vez más. No sólo los que vivieron su época lo esperan con ansias, sino todos los que disfrutamos de su música y de su legado que todavía hoy sigue vigente.