En esta oportunidad voy a hablar de uno de los movimientos históricos más destacadas dentro de la historia de arte, por su condición de vanguardista, innovador y rupturista. Este movimiento es el reconocido Cubismo.
Como he mencionado en notas anteriores para hablar de un movimiento artístico es fundamental situarnos en el contexto histórico, político, económico y social.
A principios del siglo XX, Paris era el centro de reunión de la comunidad artística de la época, artistas de todas partes del mundo viajaban a la ciudad de las luces en búsqueda de nuevos conocimientos, experiencias, ideas, inspiraciones y demás influencias. El modernismo y las innovaciones tecnológicas avanzaban a grandes velocidades y de esta manera la mentalidad y la forma de vida de los habitantes de la ciudad iban transformándose vertiginosamente. Todos estos cambios en el estilo de vida de los ciudadanos, eran percibidos por los artistas y luego iban a marcar las tendencias pictóricas del momento.
Con respecto a las artes plásticas, nos encontramos en pleno auge de los post-impresionistas y de los estudios de la sistematización de la estructura del espacio sobre la superficie por parte de Cézanne, reduciendo todo tipo de formas a círculos, cuadrados, rectángulos y triángulos.
Bajo esta situación, dos artistas, un tal Pablo Picasso y Georges Braque (luego se sumaron a la corriente artistas como Jean Metzinger, Juan Gris, Albert Gleizes y Fernand Leger), comienzan a realizar sus obras a base de un estudio más analítico en relación ala obra de arte en si misma. Sus trabajos no se generaban únicamente de la percepción a través de los sentidos en la producción y observación de los cuadros. Lo que ellos desarrollan es un nuevo método de estructura sistemática de la pintura.
Las características elementales del cubismo están marcadas por la manera de enfrentarse a la realidad, siendo reinterpretada por parte de dichos artistas, plasmando en sus obras descomposiciones de objetos a elementos geométricos básicos. Planteando la multi-visión de un objeto, persona, etc. En las primeras obras, los bodegones eran la temática (academicista) predilecta para la ejecución de esta nueva manera de pintar.
Para explicar esto de una manera más simple, un objeto era presentado en 2 planos, mostrando varias “caras de su todo”, es decir, en una misma configuración formal, el frente, un costado y la parte posterior. De esta forma, lo que lograron los Cubistas fue introducir el factor tiempo en la pintura. (Cuestión que luego iba a ser estudiada y desarrollada por los futuristas italianos).
La reproducción de varias perspectivas generó que gran cantidad de facetas yuxtapuestas en la representación pictórica, desplazando por completo una estructura superficial que niega el espacio ordenado por una proyección central.
Para la concepción de los cubistas, el cuadro ya no era una copia ficticia, sino una representación autónoma que mantiene una relación directa con la superficie y el formato del cuadro en si mismo. Para generar una mayor pregnancia entre el ritmo de las formas sobre la superficie, el uso de varios colores había quedado de lado, donde cobraban protagonismo los tonos marrones y grises repartidos homogéneamente.
La interrogación artistica frente al objeto, condujo a los cubistas a realizar distintos tipos de búsqueda y experimentos, ya que no solamente pintaban con pinceles y colores, sino que comenzaron a aplicar elementos de la vida cotidiana en sus cuadros.
De esta manera nace el collage. Con la integración de estos elementos banales extraídos de la realidad, los cubistas impulsaron diferentes tendencias artísticas como el collage, fotomontaje y assemblage, sino que además enaltecieron la autonomía alcanzada por la obra de arte. Ya que la obra de arte tiene el poder suficiente para alejar al objeto cotidiano de su funcionalidad y convertirlo en un objeto puramente estético, dejando en evidencia los fuertes pensamientos filosóficos entre arte y realidad.
El cubismo se divide en dos etapas: la primera denominada “cubismo analítico” que se desarrolla entre 1907 y 1912 y la segunda “cubismo sintético” a partir de 1912.
La obra que marcó un hito dentro de la historia del arte, y fundamentalmente marcó el comienzo del cubismo es Les demoiselles d’Avignon, realizada por Pablo Picasso en 1907. En esta obra podemos observar la distorsión y fragmentación de las figuras y del espacio del cuadro. Donde quedan reflejadas las influencias del arte primitivo africano, de las antiguas y arcaicas máscaras y esculturas de comunidades de Oceanía y la escultura Ibérica. Actualmente esta importantísima pieza pertenece al Museum of Modern Art de Nueva York.