Pozo del terror

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Durante los años de la dictadura militar que azoto a nuestro país en el periodo de 1976-1983, funcionaron gran cantidad de centros clandestinos de detención de personas. En esos polos del terror se torturó, se violó, se desapareció y se mató a muchas personas, con el consentimiento de los manda más de las tres fuerzas armadas de la Argentina.

En ese entonces ninguna provincia, ciudad, localidad o poblado escapó de esa realidad pavorosa. Y Banfield no fue la excepción. En la intercepción de las calles Siciliano y Vernet, ahí no más del tan conocido Camino Negro, funcionó el “Pozo de Banfield”. Una construcción de tres fracciones: en la planta baja se encontraba la oficina de los jefes, un salón de torturas y salas de diversas funciones. Mientras que en el primer piso habían calabozos, algunas oficinas, la cocina y lo que se llama casino de oficiales. En tanto que en la segunda planta sólo existían un baño y muchas celdas.

Por ese lugar, en el que aún hoy se perciben los resabios de la muerte, pasaron alrededor de 250 personas de distintas nacionalidades. Hermanos paraguayos, chilenos, uruguayos y obviamente argentinos, fueron alojados en pequeños y mugrientos aposentos de manera ilegal.

De la gente que pasó por allí, muchos se encuentran, todavía, desaparecidos. Algunos fueron liberados y posteriormente asesinados, cobardemente, por grupos de tareas. Entre los prisioneros de aquel lugar se encontraban cuatro mujeres que dieron a luz en condiciones infrahumanas, cuyos hijos fueron robados y entregados a familias que le siguen ocultando su identidad; las Abuelas de Plaza de Mayo los están buscando.

En el “Pozo de Banfield”, también, se albergó a los estudiantes platenses detenidos durante la “noche de los lápices” de 1976. Se los torturo y desapareció por el sólo hecho de reclamar un boleto estudiantil.

Con el retorno a la democracia en 1983 ese centro ilícito pasó a formar parte de la Policía Bonaerense. Pero en 2006 distintas organizaciones sociales reclamaron para que el lugar sea cedido al área de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires. Su reclamo fue escuchado y se construyó un museo de la memoria.

Y justamente sobre el recuerdo se debe hablar. Porque una sociedad que olvida, vuelve a tropezar con la misma piedra. Es curioso ver como en la actualidad existen personas que niegan todo lo que paso en los años del terror dictatorial. Claro esta que muchos lo hacen porque coinciden ideológicamente con ese pensamiento nazi-fascista, pero otros lo hacen por pura ignorancia.

Es ahí donde tenemos que trabajar, sobre la ignorancia, sobre el “no te metas”, sobre el individualismo. Para poder construir un futuro, no ideal, pero sí un poco menos hipócrita para nuestras generaciones venideras.

2El saber qué, cómo, cuándo, dónde y por qué paso lo que paso en nuestra Nación, nos ayudará a ponderar el voto popular que cada cuatro años emitimos los argentinos. Eso es un logró y los días de elecciones deben ser festivos y no tomados como una obligación. Eso es lo que tenemos que legar.

A lo largo de nuestra historia pasaron años sin justicia. Por suerte hoy se está juzgando a muchos asesinos de aquellos tiempos, aún falta mucho. Pero vamos por buen camino, a no olvidar.

Por Guillermo Lezcano  (*)
(*) Periodista de AUNO (Agencia Universitaria de Noticias de la Facultad de Cs. Sociales de Lomas de Zamora) de la revista “El Cruce” y de “Tierra de Todos” (Viernes 20:00 a 22:00hs por Antena 91 FM 90.9).
Las fotos ilustrativas pertenecen a Andrés Borzi, de su obra “Ese maldito pozo”.