domingo, 11 de marzo de 2012 - 22:13

Angustia ó impotencia

No sé bien que siento, pero sea lo que sea no es bueno para mi. Estuve pensando como era este mismo barrio hace apenas dos años y chirolas. Me detuve a recordarme (a recordarnos) por aquella época no tan lejana. Hacía un calorcito cómo el de estos días, las semanas eran eternas y esperábamos con dulce nerviosismo que llegaran unos tras otros los fines de semana para atender al que seguía. Solamente dos veces en ese último semestre de 2009 supimos de sinsabores y  una de esas veces ni siquiera nos importó, total ya lo habíamos logrado.\n\nPuedo hoy, viendo cómo el precipicio está algunos pasos adelante, empezar a hilvanar los motivos que nos llevan sin prisa y sin pausa hacia la ruina. Entiendo ahora, a todos los que cada seis meses auguraban un fracaso futuro, el qué mi tozudez  se negaba a ver. Y volví a pensar en el paso del tiempo y en cómo se destruye todo.  Lo que tardó una vida en construirse se desvanece en apenas 26 meses y claro, las ropas ya no se lavan adentro y el culo empieza a verse por la ventana y lo ve el vecino de acá y el de más allá y la vergüenza comienza a hacerse presente y el malestar pesa y la angustia hace que tenga impotencia y la impotencia logra que la angustia me invada. No puedo hacer nada más que esto, escribir como hace tiempo atrás.\n\nEn la vereda están Don Carlos y Don Eduardo que se pelean para ver quien se queda con la ligustrina, y detrás de esa ligustrina hay moscas que quieren comer de la montaña de mierda que se juntó quizás, hace dos años y dos meses, cuando se comía rico. Obviamente si se come rico, no puede salir más que buena mierda, imagino, no lo sé,  para que tantas moscas quieran aunque más no sea un poco, un poquito.\n\nQue se yo, miro el barrio y está  triste, al menos una parte de él está triste. Y recuerdo cuando hace dos años escribía que el barrio reía, caminaba, respiraba y vivía en verde y blanco. Ahora, para mi, el verde ya no es esperanza y al blanco lo tapo tantos kilos de mugre que ya no pudo disimularse bajo la alfombra.\n\nLo peor es que entre tanta y tanta democracia que se franelea por ahí, ni siquiera puedo decir lo que pienso cómo lo pienso, y porque? Porque ahí se acabó la democracia y uno corre riesgo. Y que yo corra riesgos no es el mal mayor, no señor! El mal mayor está en que ya no puedo subir con mis hijos la sagrada escalinata porque los bifes y los platos vuelan y pueden darle a cualquiera, a mi hijo ó a su amiguito que está ahí con nosotros. Y los miro, a mi hijo y su amigo, los miro y sé que a los siete años no puede entenderse de política, de malos manejos, de cosas que ni siquiera yo entiendo, pero sí se puede llorar de tristeza por ver que aquel Goliat que imponía respeto y ganaba cualquier batalla hoy ha mutado en un pequeño David que no asusta y roza la burla.\n\nHoy caminé  por Maipú y miré el cielo, en el medio entre el celeste y el cemento únicamente cables, solo eso. En diciembre de 2009 las banderas y pasacalles me impedían ver si detrás había lluvia o la luna asomaba. Cómo cambió todo. Bah, algunos seguimos siendo los mismos, los de siempre. No me interesa la política, no quiero ser parte de esa horda de moscas detrás de la montaña de caca. Tampoco me interesa vivir con Don Carlos ó Don Eduardo Yo sólo quiero que el club del cual me enamoré sea el de antes, el de no hace tanto tiempo atrás. Te acordás? Ese club que entre tanques y papelitos nos sacó una interminable sonrisa allá en la bombonera…\n\nNecesito que el club sea el mismo que bajó una estrella y la estampó acá,  en mi lado izquierdo. No me interesa ver como Montescos y Capuletos se desangran para quedarse con ligustrina y medianera, no! Lo único que quiero es que, como bien diría una rubia enla Mouriñome devuelvan mi club. Por favor devuélvannos la alegría.\n\nGRACIAS\n\n \n\nNelson Ferreyra, socio es 31826.