“Yo me vine a vivir a Argentina en 1969, tenía sólo 5 años y no teníamos un lugar fijo, dimos muchas vueltas en Buenos Aires. Y terminamos en Banfield, ahí hice la escuela y todas las inferiores en Banfield, hasta que estuve 4 años de profesional en donde jugué algunos partidos. Son el primer japonés en ser profesional y jugar en el fútbol argentino, hasta quizás por eso me estás haciendo la nota”, comentó Kama.

“En inferiores entrenábamos en 1ero de Mayo, ahí en Escalada. Entrenábamos con cubiertas de autos, y si perdían los partidos, más trabajos de eso. No había conitos ni tortuguitas, había tierra por todos lados. No había agua a veces en el lugar, y te ibas lleno de tierra a tu casa. El famoso potrero argentino, que yo tanto trato de inculcar ahora acá en Japón. Hace algunos años estoy acá, y a los chicos les enseño la picardía Argentina. Les hago ejercicios para que peleen por ganar un lateral, o gritar un gol. Acá  no se acostumbra. Les digo que en un lateral el que primero la agarra, saca, lo mismo con los goles, el que más grita gana, y así. Acá son tan respetuosos que esas cosas de picardía no la tienen. Y el fútbol es engaño también, faltar el respeto al otro, sin eso no se crece en el fútbol”.

“Me acuerdo que arranque con el fútbol femenino en Japón, arranqué dirigiendo acá. Y un día fui a la Argentina de visita y fui a un River vs Boca y el DT me conocía. Justo charlando me dijo que estaba por agarrar la Selección Argentina y a los dos meses me llamó y arranqué. Después él se fue y quedé yo. Jugamos Sudamericanos, Panamericanos, Mundiales y JJ.OO, una experiencia increíble dirigir a la Selección Argentina femenina. Conseguimos muchas cosas, ahora en Ezeiza ellas tienen un lugar increíble, antes no teníamos ni cancha ni vestuarios”.

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