Se lo puede ver cruzando las calles de Banfield con su guardapolvo y lentes que no dejan lugar a duda acerca de su profesión. Y en muchas ocasiones con su cámara de fotos colgada del cuello. La edad no le hace mella, ver una foto de él a los 20 y ahora a los 42 es casi lo mismo, salvo que dejó de lado el jesucrist stile de sus años mozos. Matías Ronco es un lomense itinerante que tiene mucho para contar.
Fotógrafo por pasión y no profesión como él dice, escritor de afición, promotor de la cultura y la sociedad. Amigo del gran Osvaldo Bayer y tal vez, sobre todo, cortazareano. De hecho, fue uno de los artífices que la querida escuela 10 de Banfield lleve su nombre, y deje atrás el de Julio Roca. “Somos profesionales de la educación y trabajamos desde lo humano, y entonces, más con menores, aparecen cuestiones humanitarias que exceden largamente la especificidad de enseñar un contenido o una metodología de trabajo. Los chicos encuentran contención y necesitan referentes, están atravesados por situaciones complejas de vulnerabilidad, desde lo social, desde lo familiar, donde el docente debe tener herramientas para estar a la altura de las necesidades de ellos” cuenta Matía, en su rol de educador.
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