Ambos
se erraron goles imposibles. Bertolo en el primer tiempo y Maxi Rodríguez en el
segundo. De esos que es más fácil hacerlo que errarlos. En cuanto al juego, no
hubo muchas ventajas. Banfield se paró mejor, mereció mejor suerte, fue quien
tomó el centro del ring, y por ende, quien más buscó. Le faltó constancia en
ataque, y sobre todo, solidez defensiva. En cada contragolpe de Newell´s el
Taladro sufría y quedaba descompensado. Quizás sea éste el principal déficit en
la era Crespo en Banfield. Es un equipo cortado y sin orden táctico, sobre
todo, en el retroceso. Con poco Newell´s lo complicó, uno de los equipos más
flojos de la Superliga. Ya no alcanza con el vamos vamos los pibes, Banfield
necesita conseguir resultados, y no lo está haciendo. El proyecto es ambicioso,
con posibilidades de muchas ventas, pero peleando abajo ningún jugador se
potenciará para que sea redituable. Es evidente la necesidad de refuerzos en
todas las líneas. El debate se abrirá por la crisis económica que atraviesa el
club y qué nombres podrá traer para reforzar el equipo. Hoy Banfield fue un
equipo tibio y con más dudas que certezas. Tuvo chances de ganarlo, pero
también de perderlo y si eso sucede de visitante, se podría hablar de un equipo
con ambiciones, pero en casa y con tu público, parecería suicida. Banfield no
es un equipo sólido, no encuentra el funcionamiento sin el balón y termina
regalando espacios y posibilidades de gol al rival. Quizás sea prematuro hacer un
balance de la gestión de Crespo con tan sólo 10 partidos, pero en ese primer
diagnóstico, se lleva un desaprobado. Fue notorio el cambio juego entre
Falcioni y Crespo, pero eso no garantiza resultados, en este caso, ocurrió lo
contrario. El equipo juega más bonito, pero no mejor. La Copa de la Superliga
pasó a ser una prueba de fuego para Crespo que necesita pasar varias rondas
para devolverle la confianza al hincha. Si el Taladro no consigue resultados en
el corto plazo, toda la confianza comenzará a derrumbarse.