Por Gaby Cociffi. Coco lo abraza como si fueran viejos amigos. Dalal lo besa . "Cuando fui al cementerio de alguna manera pude tocar a mi hijo él estaba ahí", le dice el padre. "Ahora que sé donde está, pude hablar con él. Le conté todo lo que había pasado en nuestras vidas, volví a sentirlo cerca", agrega la madre. Y todos los que estamos allí presentes hacemos silencio.
"Quiero decirles, madres, que las amo", habla con la voz entrecortada y acaricia las manos de esas mujeres de pelo encanecido, algunas con bastones, que conmovidas le dicen "gracias, gracias, gracias"."No puedo hablar por la emoción. Si lo hago, mis lágrimas saldrán incontrolables y yo necesito cantar durante dos horas en el show, les pido disculpas", sigue el hombre vestido de negro, que a pesar de su metro noventa en este instante parece pequeño y vulnerable.Las lágrimas de Roger Waters inundan sus ojos verde pálido, infinito,mientras se toma la garganta: "Si ahora lloro lo haré desconsoladamente", ahoga un grito, el cuello tenso, la mano sobre su corazón.
Falta una hora para que comience el increíble show del Them+Us Tour en el Estadio Único de La Plata, y el ex líder de Pink Floyd está en una enorme sala en cuya puerta hay un solo cartel: "THE MADRES".Aquí están sus invitadas especiales de una noche especial y única: las madres de Malvinas.Las acompañan sus hijos y nietos. También hay hermanos, hermanas, hijos, sobrinos, esposas de caídos en la guerra de 1982. Son parte de las familias de los 122 soldados argentinos -en 121 tumbas- que durante 36 años yacieron en el cementerio de Darwin bajo una placa que decía "Soldado Argentino solo conocido por Dios" y que hoy, finalmente, están siendo identificados.En esta noche de martes son las madres de Malvinas las grandes protagonistas. "Por favor, quiero que las traigas, quiero conocerlas", me había pedido antes de llegar al país. Durante tres semanas organizamos pasajes, traslados, hoteles. Y aquí están, sin que él hable una sola palabra de español, sin que ellas hablen una sola palabra de inglés, entendiéndose por algo mucho más grande que el idioma: el amor.
El staff del músico cuidó cada detalle para que todo fuera perfecto: "Esto es muy importante para Roger, está en su corazón", explican sus colaboradores. En el salón hay un gran living con cómodos sillones, dos mesas con sillas y manteles negros, pequeñas mesitas altas con banquetas para los más jóvenes, dos heladeras -con gaseosas, aguas, jugos, cervezas-, un catering que incluye sándwiches, pinchos calientes, empanadas, chipás, emparedados vegetarianos."Roger nos ha pedido que todo esté perfecto, solo hazme saber si necesitan algo más", se acerca Andy Franks, tour manager del músico. "Roger quiere sacarse una foto con las madres, ¿les podrás pedir?", pregunta Kate Watkins, mano derecha del inglés. "Las madres tienen plateas y pueden acceder a ellas por el ascensor, ¿está bien así?", se preocupa Mark Fenwick, su histórico manager. (
Nota completa aquí).