Por estos días es imposible no estar
conectados en Modo Mundial. Todo gira alrededor de eso. Veo con asombro que
algunos colegas europeos están encantados y muy sorprendidos por nuestra manera
de vivir el fútbol y la pasión que éste genera en la Argentina. Me considero
uno de esos apasionados, aunque también necesito parar un minuto la pelota para
hacer una pequeña reflexión.
Propongo que vivamos siempre en
Modo Mundial y no solo un mes cada cuatro años. Sería nuestro mejor gol si alzamos
la voz para llevar esperanza a los desprotegidos de siempre que ya no la tienen.
Alentemos a los que viajan a sus trabajos aplastados en el tren para contar con
un pesito más en su recibo de sueldo, a los que madrugan para salir a ganarse
el pan y a los que también se levantan temprano a pesar de no tener trabajo. Apoyemos
a los que duermen en los pasillos del subte y se mimetizan tanto con el paisaje
que casi ni nos damos cuenta que están ahí.
Las distancias hacen que tal vez en
el Viejo Continente no sepan que muchas veces gritamos los goles con todas las
fuerzas porque no llegamos con el sueldo a fin de mes y esta es una manera de
descargarnos. Si alentamos todos juntos creemos que tal vez aparecerán esos
30.000 compatriotas que perdimos en una guerra interna que todavía nos duele ¡Qué
lindo sería que la fuerza que le brindamos a los jugadores nos pudiera traer a los
casi 200 soldados que no volvieron a sus casas mientras se disputaba otro
Mundial allá por 1982!
Tendríamos que mantener el formato
mundialista para alentar al otro para que se recupere pronto de sus problemas, para
que se supere y siga peleando día a día para vivir en un lugar más justo o
simplemente para brindar unas palabras de aliento a quien se sienta en desventaja
frente a las circunstancias de la vida.
Habría que cantar más seguido ese
Himno Nacional transformado que gritamos en los partidos hasta quedarnos sin
voz para contagiar y que llegue a todos lados. Hagamos un mundo más optimista a
pesar de la oscuridad. Transformemos la tristeza en alegría para disimular las
desigualdades.
La competencia terminará pronto y
de los 32 participantes uno solo será el que se lleve la tan ansiada Copa, y
así, todo el resto del planeta deberá esperar otros 4 años para tratar de
lograrla. Otra vez el mundo se paralizará y la historia volverá a repetirse. Si
seguimos en este Modo Mundial que hoy nos invade, para Qatar 2022 ya habremos
ganado nuestra propia Copa y al menos cuatro años de sonrisas.