Había
y se ganó, sin importar el cómo, porque así terminó ganando el equipo,
transformando a Arboleda en figura una vez más, pero siendo contundente en los
últimos metros, con un Darío Cvitanich inspirado e imparable. En líneas generales
el partido fue chato y con pocas emociones en las áreas. La mitad de cancha fue
más de combate que de juego y allí Banfield se sintió muy cómodo. Con la dupla
Linares y Remedi que cada vez funcionan mejor y con la última línea bien
plantada teniendo a un Renato Civelli que es la voz de mando para todos. Antes
de primer tiempo, el árbitro inventó un penal a favor de Gimnasia que de haber
terminado en gol, hubiese cambiado la historia del partido. Pero Arboleda se
vistió de héroe y su tapada le permitió al Taladro mantener su arco en cero. Ya
en el complemento el gol tempranero de Cvitanich le permitió al equipo trasladarla
la presión a un Gimnasia que se quedó sin ideas y volumen de juego. Tuvo la
pelota, pero no inquietó demasiado, salvó algún remate que hizo lucir a
Arboleda pero no mucho más. En cambio Banfield, cuando tuvo la pelota fue
punzante y así llegó al segundo. Cvitanich le puso una pelota bárbara a
Sperdutti quien mano a mano no falló. Era el 2 a 0 y la tranquilidad de que si no
pasaba nada raro, los tres puntos se iban para Peña y Arenales. Y sí terminó
siendo. El equipo ganó, sumó tres puntos importantes para los copas del año
próximo y va ganando en confianza en el tramo final de la Superliga.