Martín Alvarado, un artista banfileño que hoy viaja por el mundo llevando la música de estas tierras, le escribió una canción a José Luis “Garrafa” Sánchez que, si sos hincha de Banfield, te entra por la oreja y te acaricia cada recuerdo en lo profundo del corazón y la mente.
“La canción surgió espontáneamente en un mismo día, letra y música, a partir de mi profunda admiración por su modo de jugar al fútbol y mi agradecimiento por todas las alegrías que me había dado, hasta ese momento en el campeonato del ascenso, y por las que luego vendrían en Primera”, contó Alvarado.
La magia del 10 vistiendo la del Taladro en las finales de 2001 sacudió e inspiró al artista y así surgieron estrofas repletas de amor “Regalando alegrías ahí va el Garrafa, magia en cada gambeta con gusto a gol, a ponerse de pie que empezó la fiesta, cada vez que acaricia el balón, hace latir más fuerte a cada corazón”, arranca el tema.
Desde el inicio ubica al que escucha en el Florencio Sola mirando al 10 hacer de las suyas con la pelota bajo la suela y sacando cola. “Pibe de barrio pobre, más rico en sueños, el que comía salteado allá en Laferrere, gambeteando rivales más no a la gloria, y hoy escribe la historia con esa zurda, romance eterno balón y red”, sigue.
El fútbol es de todos, ¿quedan dudas? No hay clase social ni perdedores cuando el objetivo es divertirse haciendo lo que uno disfruta. Y Garrafa era un “disfrutador” serial de este deporte. Si sos de Banfield debes recordar caños por duplicado, sombreros, tiros libres, pases y algunas locuras propias de una clase de futbolista que nacen una vez cada tanto. “Generoso regalo tanta alegría, de esas que dejan huella en el corazón, pintándole la cara a cada tristeza, burlando al destino con cada gol”, dice el estribillo.
El agradecimiento es eterno. Y sigue: “Cuando el Garrafa la toca, se rompen gargantas en la popular, la gente se vuelve loca y hasta a la pelota se ve disfrutar”. A gusto personal, la estrofa más linda sobre un tipo que no precisó de los medios para ser el mejor: “Héroe de pueblo chico y corazón grande, de esos que las revistas no han de ilustrar, taladrando rivales de azul y oro, de rojo y blanco, genio sin lámpara, gloria sin fin, desparramando magia con su botín”.
Y cierra: “Cielo de verde y blanco sobre su calva, con la diez en la espalda y una ilusión, que busca hacer real tirando rabonas, tacos y lujos, despierta el canto de la afición, imaginando un norte de selección”. Una obra de arte perfecta que no deja lugar a la duda: Garrafa existe en esta canción. (Diario La Unión)