domingo, 28 de mayo de 2017 - 16:56

A los 16 años, lleva 13 en Banfield y con el Taekwondo

Una vida relacionada entre Banfield y el Taekwondo, es la historia de Juanchi Verdejo. Quien cuenta como es vivir en una familia de deportistas, sus gustos y su sentimiento hacia el deporte que hace.

18664587_1530908300262193_2169611213312441044_nEs así: Juanchi tiene 16 años y practica taekwondo desde los 5. Pero ya dos años antes, a los 3, merodeada ejercicios, ropas, prácticas, entrenamiento. Porque Juanchi Verdejo viene de familia taekwondista: papá, mamá, hermano mayor... Y entonces fue casi natural que recorra toda la gama de colores de cinturones y sea ahora 2do dan. Entre sus rarezas está que fue cinturón negro a los 9. Y hasta pudo serlo a los 8, pero “durmió” el examen.

Juanchi entrena tres veces por semana en Banfield. E intercala eso con sus estudios de 4to año en el colegio San Juan de la Cruz, donde es alumno categoría “hasta ahí, con lo justo”. Le gustan Biología y -obvio- Educación Física. Y, claro, suelen llamarlo “el karateca”: “No todos saben las diferencias entre las distintas artes. Hasta la ropa es distinta”, cuenta.

A nuestro taekwondista le gustan “los deportes en general” y se permite algún fulbito con los amigos. Pero sale poco. La cosa pasa más por las juntadas en casas con amigos. Y aunque procura comer sano y bien, a veces el chocolate le gana la partida. Lectira, poca. Música, variada.

Pero hablemos de lo suyo: “Yo siento que no me voy a cansar nunca. Siempre me gustó; siempre hay cosas por aprender, nuevos desafíos. Y ganas de entrenar”, resume. De las dos variantes de la disciplina, Juanchi -que se llama Juan Martín- prefiere competir en lucha, en el cuerpo a cuerpo. La otra variante es “en forma”, en la que se miden técnicas en conjunto, y los jueces evalúan.

“Sí, la verdad es que en casa se habla mucho de esto, de lo competitivo, de las conductas”, relata. Y uno ya lo imaginaba. Porque “en casa” viven papá Gustavo Verdejo, mamá María del Rosario Batios y hermano mayor Alejandro, todos profesores de la actividad en la sede albiverde.

“Desde siempre, desde que empezó a caminar, Juanchi pateó con nosotros. Al principio no le gustaba y quería irse, pero después se pasó al otro extremo: a entrenar sin parar, a no querer irse nunca, a anotarse en todos los torneos. Respira taekwondo las 24 horas ahora. Y si flojea en el estudio y tenemos que restringirle algo, vamos por el lado del taekwondo”, cuenta papá Verdejo.

Sobre las condiciones técnicas de Juanchi, el profe toma distancia, pero destaca que nuestro deportista “es un virtuoso”. “Velocidad, potencia y técnica juntos son la mejor conjunción en este deporte. Y él lo tiene”, amplía. Aunque, por supuesto, lo más destacable está en otros rasgos: “Lo que más nos enorgullece es la gran persona que es”. El final es obvio: “se me cae la baba, sí”, admite papá. (Fuente: Banfield-Actividades Deportivas)