Por Guido Cichello. No fue un clásico más, fue el clásico más importante de los últimos tiempos. Ambos con objetivos parecidos, el de ingresar a Copas internacionales. Ahora Banfield, con la victoria 1 a 0 gracias al gol de Bertolo, aspira a la Libertadores y a ser la sorpresa en el torneo local. Mucha entrega y poco juego para un clásico que, ésta vez, fue merecido para el Taladro.

A veces también jugar bien es hacer que el rival no te genere peligro, y Lanús realmente no inquietó en todo el juego, no tuvo situaciones netas para convertir. Banfield tampoco, pero la única que tuvo, de balón detenido, pudo ponerse en ventaja, segundos antes de irse al descanso. Y esa fue la gran diferencia en el clásico, el gol de Bertolo. Ambos corrieron y metieron, típico de clásico, pero fueron poco claros en los últimos metros. Poco le importa eso al hincha Banfield que supo controlar la ventaja y jugó el partido en el lugar que más le convino. Todos metieron, todos corrieron y allí Taladro entendió por dónde debía comenzar a ganar el partido. Hubo puntos altos en Civelli, Soto, Bertolo y Cvitanich, el resto acompañó muy bien. Las individualidades de Lanús no pesaron, y allí también estuvo la clave. Falcioni esperó, pero sin meterse tan atrás, hizo un equipo corto y voluntarioso que corrió todas como si fuesen la última. El equipo volvió a demostrar que está pasando un gran momento, que nada le sobra, pero que su orden defensivo le está dando réditos, y más si se apoya en Bertolo y Cvitanich, las cartas del gol del equipo. Paso un nuevo clásico y la paternidad sigue intacta.