miércoles, 26 de abril de 2017 - 16:48

En el aula, en la vida y en la cancha.

El deporte es muy importante para los chicos y es un medio para conformar grandes amistades. Como la de Nacho Gaitán y Santiago Quinteros, que cuentan todas sus experiencias vividas dentro y fuera de la canchas.

18057940_1499881163364907_7274881937999018195_nNacho Gaitán y Santi Quintero comparten la sub-15 de vóley de Banfield y son los fundadores de una amistad que nació en la escuela y que trasladaron a varios ámbitos, entre ellos el deporte. “Estamos orgullosos de jugar para el Taladro y contentos de poder compartir esta experiencia”, aseguran a coro.
El inicio tuvo que ver con la coincidencia en el mismo banco en 1er. grado del Colegio Modelo de Banfield. Por entonces tenían 7 años y el nerviosismo lógico que implica cada nueva etapa. Pero ese fue sólo el primer saque de una amistad que promete muchos sets y que del aula también pasó a la cancha, vestida de verde y blanco y reforzada por la pasión que despiertan los colores. Juan Ignacio Gaitán y Santiago Quintero, que así se llaman, tienen ahora 13 años e integran la categoría sub-15 del plantel de vóley masculino del club. Y son otra muestra de que el Taladro está hecho de historias peculiares y valiosas.


“Ahora tenemos una cosa más para compartir. Probamos natación y otras actividades, pero en el vóley encontramos una pasión”, asegura Santi, “Chano” para los amigos, que cuenta además que fue un profe de la escuela el que los animó para practicar el deporte en el club.



“El Modelo compite en Vóley y el pri
mer día que lo jugamos a mi me copó y a Nacho también, así que nos decidimos”, explica. Nacho y Santi empezaron en Banfield en “la Escuelita” en 2015 y este año se federaron para la sub 15, donde ya jugaron varios partidos bajo las órdenes del entrenador Mariano Riganti.


Ojo, que no todo es entendimiento: Santi ama la Coca Cola, y Nacho la odia; A Nacho le gusta Matemática y Santi prefiere las Ciencias Sociales. Y cuentan los cercanos que los torneos en la Play son feroces.


“Para mí es muy importante el vóley porque es un deporte que por fin me enganchó mucho, y más porque juego con mi mejor amigo. Eso me pone muy feliz. Estoy muy orgulloso de nuestra amistad”, dice Nacho, que hasta se pone serio para hablar del tema.


Con este vínculo, pasó lo obvio: la pasión por el verde y blanco, la red y la pelota también se hizo extensiva al resto del segundo año del Modelo de Banfield y a las dos familias, claro. “Nuestros compañeros nos vienen a ver, porque además jugamos con otro amigo de 3ro.”, relatan. Ese tercero es Tomás Iberra, que aunque juega en otra categoría, ayuda a que tengan “hinchada propia”.


El club, entonces, se suma a lista: compañeros en la escuela, amigos en la vida, 14 cumpleaños juntos, cientos de salidas, muchas hamburguesas, varias carpetas llenas de fotos compartidas en las redes y ahora, además, entrenamientos, partidos y el folclore de cada sábado. De visitante y de local, por supuesto. (Fuente Banfield-Actividades Deportivas)