lunes, 27 de junio de 2016 - 12:54

Triste, solitaria y final

Por Hernan Bañez. Ya son 23 años que la selección nacional no sale campeón de torneos oficiales y las últimas tres finales al hilo provocaron la renuncia de Lionel Messi. ¿Pero de donde salen las responsabilidades reales?

messiargentinaOtra vez sopa. Argentina llega a una final arrollando a todos, pero en la final hace agua. O sopa, otra vez. Esto no es nuevo, desde 1995 son siete las finales que la selección mayor cae derrotada. Son cuatro finales de Copa América, un mundial y dos Copa Confederaciones, los únicos tres títulos que existen para selecciones. Responsabilizar hoy a Messi, Martino o a Higuain es fácil, pero hay que pensar en frío y analizar los números para poder tener algún dato certero.

En las siete finales, Argentina cayó tres veces con Brasil (dos Copa América y una Confederaciones) dos con Chile, una con Alemania y otra con Dinamarca. Justamente esta última le corresponde a una generación completamente diferente de jugadores, la misma que ganó los últimos dos torneos continentales y la única Confederaciones que ganó Argentina. Era dirigida por Alfio Basile.

Y es desde 2005 cuando parece que Argentina encontró su verdadero némesis: El pánico escénico. De las seis finales siguientes, en cuatro no marcó goles (0-3 con Brasil, 0-1 con Alemania y dos 0-0 con Chile) y en todas estuvo Messi como protagonista.

Ahora aparece la palabra "fracaso" entre nosotros. Pero de los 23 años de desilusiones continentales, hay que destacar a Daniel Pasarella y Marcelo Bielsa, quienes nos hicieron creer que lo verdadero era el mundial, y enviaron equipos muleto a la Copa América para "preparar" los jugadores para la cita mundialista. Ese fue el verdadero fracaso, entre ambos son responsables de 10 años de frustraciones coperas. No consiguieron ni chicha, ni limonada.

Basile y Martino se tomaron la cosa más en serio llevando lo mejor -incluso Batista, quien tal vez sea el peor DT de la era moderna, al perder de local la copa en cuartos- pero los resultados no fueron los mejores: Los 2 cayeron en la final, al igual que Bielsa que en su última oportunidad también lo hizo.

Los medios y especialistas hoy no hablan de técnicos o jugadores, porque los números muestran que van casi tres generaciones diferentes de jugadores que no logran un objetivo. Pero el peso de todo cae sobre las espaldas de Messi, que siendo el mejor y a quien todas las cámaras apuntan, no pudo darle a la selección no sólo un título, ni siquiera un gol en una final, y encima errando un penal en una de ellas. No hay que ser muy inteligente para ponerse en la piel de Lio para comprenderlo.

¿Factores psicológicos?¿Maldición esotérica? Los supersticiosos creerán en la segunda, pero los aspectos psicológicos de una generación que "arruga" en las finales son más visibles. Y no es cuestión de coraje, es cuestión de confianza. Los 23 años pesan cada vez más para chicos que tenían 6 años cuando se levantó la última copa. Por ejemplo, en el último mundial, de los 8 cuartofinalistas, 7 tenían un asesor psicológico en el equipo. Argentina no.

Otro dato no menor: de las últimas 7 competencias (3 mundiales, 4 Copa América) Argentina jugó 39 partidos y solo perdió 3 (dos con Alemania 0-4 y 0-1 y Brasil 0-3), los dos máximos campeones mundiales. Se fue de cuatro competencias invicto. ¿Falta mentalidad ganadora?¿Creernos en serio que podemos ser mejores que ellos?.

Por eso, no es culpa de si Pekerman puso o no a Messi ante Alemania en 2006. No es que Messi sienta o no la camiseta. El problema es mucho más profundo. La presión de pedirle a una generación romper tantos años de fracaso sólo los limita, y pedirle a Messi que sea Maradona es un error: Maradona ganó un mundial y salió segundo en el otro, y no jugó ninguna final de Copa América. Desde ese punto de vista a Messi solo le falta ganar un mundial para superarlo.

Tenemos que cambiarnos el chip de que somos los mejores del mundo y que Messi todo lo puede. Es un gran jugador que puede ser camino a la victoria, pero no es la victoria en sí. Y para indagar en responsabilidades tenemos que ir mucho más alto de técnicos o jugadores: La AFA, que hace años está sumida en la corrupción. Tal vez cuando se vayan todos los que ahora piensan más en el poder y en la caja, la selección logre lo que queremos. "Que desastre son los de la AFA" dijo Lio, y nos dio pista de todo lo que pasa.

Hoy, por los dirigentes de AFA, Argentina merece más una desafiliación que ser campeones de América. Pero los jugadores no. Ellos merecen una copa.