domingo, 24 de abril de 2016 - 23:26

La culpa no es del chancho, es del que arma el equipo

Editorial por Soy de Banfield. El mal momento futbolístico es reflejo del momento institucional: Sin equipos de trabajo y con un despilfarro en los primeros años de gestión, la Comisión Directiva erró al armar el equipo.

CgxGzl-WkAAQ6ayYa lo dice el viejo dicho "La culpa no es del chancho, es del que le da de comer". Y el animal lo sabe: Un puñado de pibes con referentes casi celestiales en el club, por haber sido parte de la mejor campaña de la historia, no puede hacer frente a un desmantelamiento del plantel para correr detrás de los conflictos económicos.

Es que Spinosa armó ¿o desarmó? (mirá la foto y decilo) un plantel por no tener dinero, apremiado por el ahogo financiero provocado por desaciertos de los primeros tres años de su gestión: Una deuda de más de dos millones de dólares con Santa Mónica que derivó en perder la sede.

En enero se apostó por Claudio Vivas, de escasos rosarios al frente de equipos de primera división, y se le encomendó armar el plantel de cara al 2016: Error. A tan sólo seis fechas el humo se disipó y debió dejar el cargo. Un verdadero manotazo de ahogado trajo a Julio Cesar Falcioni al club, DT al que Spinosa en varias oportunidades ninguneó.

¿Porqué se perdió tiempo y una pretemporada en armar "esto"? ¿Porque "se apuesta" a los pibes justo ahora? Ya lo anticipamos en la nota "Un desmantelamiento disfrazado de “promoción de pibes”, el endeudamiento y el mal gasto en sueldos de jugadores, sumado a la inmensa cantidad de empleados que trajo Spinosa al club, hizo de la economía de la Institución un verdadero caos, y por capricho y egoísmo se insistió con Vivas, cuando ya era momento de traer a JCF.

Ahora sólo JCF puede bancar en sus espaldas esta campaña de descenso (solo 11 puntos de 36). Y nosotros, los hinchas de verdad, esperar a julio para que el Emperador pueda armar un plantel en serio, si es que Spinosa hace aparecer el dinero que administró mal durante todo este tiempo.

O tal vez prefiera seguir echándole la culpa de la "pesada herencia", a Portell, a Petinatti o a George Burton.